METUS
ago
19
Él
se inyecto en nuestras almas. Nos habita, recorriendo nuestras entrañas.
Duerme
en nuestro lecho.
Es
la desgracia que nos hace humanos. En estas tierras latinas para nombrarlo,
curiosamente, usamos voz masculina.
En
el pasado nos salvó de feroces animales, hoy innato nos protege de bestias
humanas. Pero su funcionalidad en exceso es disfuncional.
Desde
el principio el poder lo ha usado como su mejor recurso.
Nos
invita a ignorar los besos de la oportunidad. Nos lleva a esconder nuestros
abstractos tesoros, por el absurdo temor de que nos sean arrebatados.
Estrangula nuestras palabras, que se escupen al viento entrecortadas. Tiene la
culpa de que no actuemos por nuestra patria.
Así
entre tinta impregnada en un papel y una sucesión de bits, yo intento
deshacerme de la sobredosis de el en mí.
A un lado miedo; no tapes nuestro destino hoy.
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